- Cortad como si fuerais estilistas: Justo antes de meter las flores en el jarrón, dadles un corte diagonal bajo el agua. Esto aumenta la superficie de absorción y evita que tomen aire. ¡Como darle un buen corte de pelo para rejuvenecer!
- Agua fresquita, por favor: Usad agua fría para llenar el jarrón. Las flores son un poco como nosotros en verano, prefieren la frescura.
- ¡Fuera hojas rebeldes!: Quitad las hojas que quedarían sumergidas en el agua. Si no, se pondrán como una sopa verde (y no de las buenas).
- Un poco de spa casero: Añadid al agua un conservante para flores. Si no tenéis, un poco de azúcar y unas gotitas de lejía hacen el truco. Es como un spa, pero para flores.
- Ubicación, ubicación, ubicación: Mantened el ramo lejos de la luz directa del sol, frutas maduras y radiadores. Las flores no son muy amigas del sol abrasador ni de las frutas chismosas.
- Refrescad el agua: Cambiad el agua cada dos días. Sí, las flores también aprecian un bañito refrescante regularmente.
- Charla matutina: Habladles todas las mañanas. Bueno, esto no está científicamente probado, pero ¿a quién no le gusta un poco de charla?
- Evitad las corrientes de aire: Como a la abuela, a las flores no les gustan las corrientes. Mantenedlas en un lugar sin mucho movimiento de aire.
- Un corte fresco: Cada vez que cambiéis el agua, cortad un poco los tallos. Así se deshacen de los posibles bloqueos y pueden beber agua más fácilmente.
- Mímalas: A veces, solo necesitan un poco de amor y atención. ¡Habladles, mimadlas y disfrutad de su belleza todo el tiempo que podáis!
¡Y ahí lo tenéis, amigos florales! Siguiendo estos consejitos, vuestras flores se sentirán como en una prolongada vacación en el jarrón.









Deja una respuesta